
La Toná es una modalidad del cante flamenco, cuya formas constituyen la fundamental y más remota creación gitano-andaluza que ha llegado hasta la actualidad.
La procedencia del nombre toná, variante fonética de tonada, que equivale a copla, canto popular, es muy incierta. La aparición histórica del grupo de las tonás data del último tercio del s. XVIII, aunque es lógico suponer que debieron de irse configurando desde mucho antes. Se conocen actualmente cuatro especies de tonás: el martinete, la carcelera, la debla y la toná propiamente dicha, subdividida a su vez, en dos: la grande y la chica, según la extensión de sus tercios; todas ellas se cantan sin acompañamiento musical alguno y representan la inicial cristalización del flamenco.
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